Neurociencia y Neurodidáctica
- Lucía Otero
- 23 oct 2017
- 4 Min. de lectura
Hacer un avión de papiroflexia puede parecer cosa de poco para unos adultos hechos y derechos como nosotros... Pero cuando entraña un aprendizaje como el que tuvimos en esta nueva sesión y te dejas llevar... ¡el aviocito te permite a volar, explorar y descubrir!
Las aportaciones de la neurociencia y sus aplicaciones en la docencia a través de la neurodidáctica diría que deberían ser indispensables para la vida en general y para la enseñanza en particular.
Tengo una cosa clara: cada clase de innovación me hace salir de mi zona de confort retando a mi cerebro a encontrar nuevos caminos y alternativas, así que ¡gracias, profes!, no puedo menos que agradeceros que me estéis ayudando a activar el potencial plástico de mi sesera ;).

Por "Neurociencia" nos referimos al conjunto de ciencias que estudian el sistema nervioso y, por tanto, el cerebro. En la "Neurodidáctica" entran en juego la NEUROCIENCIA COGNITIVA (bases neurológicas de las capacidades cognitivas) y la NEUROEDUCACIÓN (cerebro como órgano de aprendizaje). Y como han sido muchos los avances en este campo, necesariamente llego a la conclusión de que es imprescindible que la enseñanza se haga eco de estas premisas para favorecer y mejorar el aprendizaje.
Si el cerebro es plástico (habilidad/capacidad del cerebro para cambiar cada vez que se aprende algo nuevo, ya que se trata de una red que se modifica a sí misma), ¿cómo no han de cambiar también las metodologías de enseñanza para favorecer esta habilidad?
Si debido a la paradoja de la plasticidad (el propio cerebro es el que escoge el camino más fácil para actuar -el ya aprendido-) a pesar de todo nos cuesta cambiar y, por tanto, hace falta realizar esfuerzos deliberados para provocar cambios (igual que con el ejercicio físico), es decir, para salir de nuestra zona de confort y no elegir el camino cómodo, ¿cómo no favorecer el entrenamiento del cerebro en la escuela con el objetivo de potenciar el potencial plástico cerebral de los alumnos y de mejorar su capacidad para arriesgar y probar? En este sentido, son muy importantes los trabajos colaborativos.
Ya que es complicado cambiar comportamientos y emociones en el mismo entorno en que se generaron y fueron aprendidos, ¿cómo no hacer cambios deliberados en el propio sistema de enseñanza para motivar el aprendizaje de los alumnos desde una perspectiva completamente diferente que les anime a descubrir nuevas facetas y caminos personales y educativos?
Si con la emoción se activan prácticamente todas las regiones del cerebro, favoreciendo además la motivación y con ello la atención del alumnado y la fijación de conocimientos en la memoria a largo plazo, ¿cómo va entonces a existir aprendizaje sin emoción? ¿Cómo no aplicar instrumentos y estrategias atencionales que incentivan la motivación, como el humor, la sorpresa, la curiosidad o el juego?
LA PUERTA DE ENTRADA AL CONOCIMIENTO ES LA MOTIVACIÓN:
[Curiosidad, motivación, emoción] --> placer --> atención --> aprendizaje --> ¡memoria!
Por tanto, debemos favorecer modelos educativos actualizados en los que que los estudiantes constituyamos la parte activa de nuestro propio proceso de aprendizaje y no meros receptores pasivos de conocimientos, y en los que nuestro papel como profesores sea más bien servir de guía y ayuda en dicho proceso, motivándo-[nos]/[les] a aprender fomentando nuestra/su curiosidad. Los alumnos (como todo ser humano) aprendemos y ejecutamos de forma distinta a pesar de que las instrucciones sean las mismas, de manera que el resultado no lo es igual para todos. ¿Y si como maestros probamos a dar instrucciones diferentes, adaptadas? Quizá obtengamos un resultado más homogéneo o, al menos, acorde con las necesidades y capacidades de cada alumno.
A diferencia de la creencia general de que es nuestra capacidad cognitiva la que determina nuestra capacidad para aprender, en realidad es más bien la emoción quién lo consigue. Así, el aprendizaje emocional es rápido, no requiere esfuerzo, es inconsciente y automático y, lo más importante, es PERMANENTE.
Es el Sistema Límbico de nuestro cerebro el asociado con las emociones y, por tanto, con el "aprendizaje emocional", determinando qué merece la pena ser aprendido y cómo. Ahora sabemos que su importancia radica en que no se trata de una región específica del cerebro, sino más bien de una red neuronal distribuida por numerosas estructuras, lo que desmonta la idea de que tenemos un "cerebro emocional" desconectado de otro "racional". Esto significa no sólo que las emociones van a permitir activar practicamente el conjunto de nuestro cerebro sino también que van a influir directamente en el aprendizaje y en el uso de nuestro pensamiento racional.
En cualquier caso, sí existen una serie de elementos localizados en el encéfalo que juegan un papel importante. Uno de ellos es la AMÍGDALA, relaciona directamente con las emociones y, por tanto, con la motivación y la atención. Otra de las partes fundamentales es el HIPOCAMPO, relacionado con la el aprendizaje y la memoria. Si genramos estímulos negativos en el aula, activamos la amígdala de los alumnos, reduciendo la motivación y la memoria y, por tanto, inhibiendo el aprendizaje. Sin embrgo, si generamos climas emocionales positivos, activaremos más bien funciones de hipocampo, favoreciendo con ello la atención, el aprendizaje y la memorización de conocimientos y experiencias de modo permanente y asociados además con emociones positivas.
Para saber más sobre NEURODIDÁCTICA durante la sesión leímos el artículo "Las claves de la neuroeducación", cuyo resumen he dejado plasmado a través de un mapa conceptual titulado "Aprender haciendo y emocionándonos" realizado con el recurso Coggle. (sí, tuve que cambiar porque Popplet NO ME FUNCIONA CORRECTAMENTE, y a pesar de que ya había comenzado el mapa conceptual en días anteriores... no conseguí iniciar sesión).Para conocer "Ideas para que los alumnos queran aprender", consulta mi Padlet "Darle la vuelta al aula".


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